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Mi transición: el comienzo de un camino que no sabía que estaba empezando

Mi transición: el comienzo de un camino que no sabía que estaba empezando

Tenía 45 años y una vida que, desde fuera, parecía perfecta. Un buen puesto, un buen salario, estabilidad… todo aquello que se supone que debe darte tranquilidad.

Pero mi cuerpo empezó a hablarme de otra forma. Un mes no tuve la regla. Pensé que era el estrés. Al segundo mes, algo dentro de mí dijo: “Aquí está pasando algo”.

Durante mucho tiempo he podido observar, en mí y en las mujeres que acompaño, que cuando vivimos sostenidas por un alto nivel de estrés, la menopausia puede llegar antes.

El cuerpo te avisa, pero nosotras solemos echarle la culpa al estrés sin escuchar el mensaje que lleva dentro. Eso fue exactamente lo que me ocurrió.

A los 49 fui a la ginecóloga. Me dijo que aún me quedaba mucho para dejar de menstruar. Pero aquel día, al ver el flujo, yo supe que era la última vez. Lo sentí con una claridad absoluta. No hizo falta que nadie me lo confirmara. Cuando una mujer está conectada consigo misma, no necesita que nadie le interprete el cuerpo. Lo sabe.
Y así fue.

En esos años tenía todos los síntomas del mundo. Sofocos, desajustes, cansancio, niebla mental… Pero también un nivel de estrés enorme. Cuando dejé mi trabajo, todos esos síntomas desaparecieron. No fue magia. Fue la biología encontrando equilibrio. Y fue, también, un renacer.

Mientras el cuerpo se recolocaba, yo me fui recolocando con él. Empecé a estudiar, a escribir un libro, a acompañar a mujeres poco a poco, casi en silencio, con esa mezcla de ilusión y respeto que aparece cuando estás haciendo algo que te transforma a ti también.

No lo viví como miedo, sino como un “a ver qué pasa ahora”, con el presentimiento, muy suave pero muy firme, de que ese era mi camino.

Hoy, diez años después, con 56, puedo decir con una certeza profunda que tomé la decisión correcta el día que escuché a mi cuerpo. Porque todo empezó antes, incluso. A los 30 inicié un camino más espiritual, más sutil, un camino de volver al cuerpo, a la energía, a esa parte que no es tan fácil de explicar pero que todas conocemos cuando la sentimos: la parte que sabe.

Este año me he vuelto a meter en estudios nuevos, de esos que te mueven, te remueven y te expanden por dentro. Ya os contaré. Porque somos mucho más que un cuerpo físico. Somos historia, somos energía, somos conciencia en movimiento.

Y esto es solo el principio de lo que quiero compartir.

Y continuará…


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Mariló Sánchez | Metagenética Femenina
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